sábado, 31 de enero de 2009

La casa I

La casa navega hacia el pasado lejano, poco a poco nos alejamos la una de la otra. Se mezclan los primeros y los últimos días compartidos y producen una distorsión que me golpea la nuca a la vez que galopa por mi cerebro.

Una casa perfecta debe tener muchas ventanas (siempre puedes cerrarlas para que reinen, si quieres, las tinieblas) orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, escaleras, armarios empotrados y por último, una chimenea. Imaginad un lugar encantado y estaréis viéndola.

Recuerdo haberme pintado las uñas de naranja Kanebo y cruzar la nacional, un paso que suponía la entrada en la comunidad.

-qué piensas?

Que entonces desconocía el uso de las armas, así como debía protegerme, el alma de bebé inocente y desnudo ahora se parece más a Juana de Arco... armadura y lanza en mano, qué poco equipaje, no? También pienso que yo debería seguir allí, cultivando lechugas, cuidando a la extraña fauna del jardín, la verdad es que nunca llegó a ser un auténtico jardín sino un proyecto en el que habría un estanque con carpas doradas, pero aún así estaba lleno de una vida exuberante y un día incluso apareció un escarabajo joya de color esmeralda! 

Sumida en la naturaleza la vida en sí parecía más compleja porque eras consciente de todos los cambios que se producían a diario... el punto exacto que marcaban las sombras era cada día un pelín distinto, el cenit, la osa mayor, todos parecían moverse a diario y sin embargo éramos nosotros los que nos movíamos. Pero aquí la parada de metro se encuentra siempre en el mismo lugar, y me produce una sensación tan antinatural... sabes que ha llegado la primavera cuando ves fresas en el mercado... pero no ves como rompen las yemas de los árboles ni ves el campo lleno de flores...

Aquí siempre hay alguien que no sujeta la puerta del metro y la puerta te da un par de veces en la cara y te prometes a ti misma que no dejarás que el frío urbano te deshumanice. Y de vez en cuando alguien te sujeta esa  misma puerta y descubres en su mirada el reflejo de una vida primitiva y ancestral. Reconocerse en la ciudad me sonroja y me emociona y durante una fracción de segundo mantienes una conversación sin palabras y después te vuelves y te fundes con el asfalto.


Sugerencia:  escuchar con música de Los Planetas

martes, 13 de enero de 2009

DESDE EL OTRO LADO (1)

Traducido de: http://meigamoneka.blogspot.com/2009/01/dende-o-outro-lado-1_12.html


6:35 a.m.
Este año no voy a formular propósitos de Año Nuevo, total nunca cumplo ninguno. Este año paso de todo, ni dejo de fumar, ni de beber, ni vida sana ni ostias. Este año pienso hacer lo que me salga de los güevos, como siempre, pero sin remordimientos; y si no me apetece ir a currar, pues no voy Y PUNTO, que llevo veinte años, VEINTE AÑOS (que se dice pronto) sin faltar un puto día al curre. Y vaya curre, ¿eh? Sirviendo cafés todo el puñetero día y aún encima dando conversación y escuchando el rollo a todo el que se quiera desahogar, pero ¿quién se preocupa de escucharme a mí, eh? Que yo también tengo mis problemas pero parece que nadie tiene tiempo para escucharlos. ¡Claro! Todos vienen a por su cafetito: rápido sin casi soltar palabra o remolón hablando sin parar, pero sin escuchar nunca. ¿Y qué pasa conmigo? Nadie se preocupa siquiera de disimular con un simple “¿qué? ¿Cómo te va hoy?” NADA, todos con la mirada hacia dentro sin verme siquiera, lo mismo les daría que fuese una puerta con tal de que dijera: “claro, entiendo, hombre eso no es vida” de vez en cuando. A esta mesa no hay quien le quite las marcas estas, se ve que las hicieron a conciencia, debían estar aburridos y ahora me toca a mí fregar y fregar porque unos “señoritos estaban aburridos” ¡Hay que joderse! Pero este año cambio de curre como que me llamo Alberto, bueno, “Albertito” que me dicen, llegaré a los sesenta llamándome Albertito y no será por que abulte poco, que siempre fui de “constitución fuerte” como decía mi madre, pero deben pensar que llamándome así somos todos coleguitas, deben pensar que soy gilipollas, que por llamarme Albertito ya somos íntimos y pueden soltarme el rollo como si fuese su mejor amigo. Y digo yo que esta gente ha de sentirse muy sola para llegar a la barra y contarle toda su vida a un perfecto desconocido por muy Albertito que se llame.