sábado, 21 de marzo de 2009

Ojalá octubre - Juan Cruz Ruiz

No escribo... Leo, ¿y tú?
Texto de la contraportada:

Este libro nació de una mirada, la de mi padre. Vi en ella desolación, el final de la esperanza, la cancelación definitiva de la felicidad. Jamás he podido olvidar esa mirada. Para entenderla he escrito. Como si fuera una búsqueda del reencuentro con la ansiedad de vivir y ser feliz. Un día, en medio de un camino, vi en un espejo oscuro la figura de mi padre. Alcé la mano para saludarlo en medio de la fascinación de lo imposible, y observé que esa mano me saludaba a mí mismo. Un día encuentras siempre la mirada que perdiste.

No subrayo, pero si lo hiciera, marcaría párrafos como éstos:

En el camión él era feliz, tarareaba. Era feliz con muy poco; acaso con los domingos por la tarde, cuando se vestía e limpio, iba al cine, solo, compraba su entrada, se sentaba cómodamente, miraba la pantalla. Luego nunca comentaba las películas; llegaba a casa como si viniera de misa, como si todas las películas fueran iguales.

Lo heredé. Respondo cuando no me preguntan, y cuando me preguntan me aturdo; nací preguntando, vivo de las preguntas, me cuesta responder.

El éxito, cuando se cuenta, se parece a la mezquindad.

Olvidar no es dejar de querer, pero a veces no se olvida lo que no quieres que haya sucedido.

Él tenía apetito y la mirada perdida en el horizonte sobre el que en ese momento ya no vislumbraba risa alguna, él estaba solo; era un hombre solo, la amargura del tiempo, la del pasado, no tenía nada que ver con esa amargura; ésa era de algodón, se atragantaba, era como el llanto que no se atreve a salir, y era como el silencio, una nube plomiza en la que él ya había decidido habitar.

Cuando me siento a escribir esa sensación de haberle visto siempre arañando la felicidad sin poder tocarla de verdad entera, viene a mi memoria otra vez esa frase en la que Truman Capote recuerda el instante en que fue feliz, en octubre.
“Me gusta tanto este mes que ojalá siempre fuera octubre.”

Un instante de felicidad y de pronto todo ese mes es maravilloso. Y la magia de esa palabra en forma de deseo, OJALÁ.


Puedes leer el principio
aquí.


Mira que te lo tengo dicho (blog de Juan Cruz – El País)

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